domingo, 29 de octubre de 2017

Fuera los fantasmas,Risoterapia en familia!


La noche del 31 de octubre es una fecha asociada con los muertos, las brujas y la magia. La razón de estas prácticas es que el origen de Halloween está estrechamente relacionado con la fiesta celta del Samhain y también con la celebración cristiana del Día de Todos los Santos, que tiene lugar el 1 de noviembre.
Los Celtas festejaban el final del verano y de la temporada de cosechas la noche del 31 de octubre. El otoño es una estación oscura, por lo que todos los habitantes del poblado se reunían y se disfrazaban con pieles de animales para ahuyentar a las brujas y a los malos espíritus mientras hacían su celebración.
Los Celtas pensaban que los muertos volvían la noche del Samhain, el señor de la muerte, para comunicarse con ellos y pedirles alimentos. Y si no conseguían su objetivo, maldecían a los habitantes del poblado y les lanzaban conjuros.
De ahí viene la tradición anglosajona de pedir chucherías casa por casa la noche de Halloween. Con la famosa frase que tanto hemos oído: “¿Truco o trato?”.
En nuestro país no ha sido diferente, ahora es una noche en la que todo el mundo se ríe del miedo, en la que mayores y pequeños buscamos disfraces geniales con los que asustar (y fascinar) a la  hacer bien habrá que empezar con tiempo y paciencia, pero puede ser una actividad genial para hacer en familia mientras esperamos que lleguen todos los fantasmas para unirse a la fiesta.
La celebración celta de reencuentro con los muertos busca recuperar su espacio
e indudablemente la mejor forma de hacerlo es junto a los amigos y la familia!



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