Esta reflexión, la hago a partir de las intervenciones que viví hace unos días con un grupo de niñas y niños , ya que al poner en práctica en una clase ejercicios con el objetivo de trabajar la atención plena y la relajación , lo primero que manifestaron al pedirles que se mantuvieran en silencio fue que "no soportaban estar en silencio , que se ponían nerviosos, que les daba miedo y hasta alguno comentó que tenía miedo a la oscuridad".
Entonces a partir de ello la pregunta que me hago es ¿Qué nos pasa con el silencio, con escucharnos , con prestar atención a nuestra propia respiración , a nuestros ruidos corporales, a los ruidos del ambiente?.... nuestro alrededor es más rico por estar lleno de ruidos.
¿Qué pasa con nuestra atención ?, justamente esta propuesta de trabajo con este grupo la he realizado y seguiremos avanzando paulatinamente porque se trata de un colectivo que tiene algunas dificultades con la atención a nivel académico y esta práctica es una forma fabulosa de ir reeducando la atención empezando por nosotros mismos, para así de esta forma ir aprendiendo a escucharme, escuchar y a darme cuenta que el silencio no es una amenaza sino que es un compañero en nuestras vidas y que también suena.